viernes, 1 de agosto de 2008

El Rey Firullio IV, de la Familia Real Sepúlvica, del siglo X a.C.


Esto que te cuento es totalmente serio y cierto, y si no lo es, en castigo, me condenaré a irme al infierno, a tomarme un tintillo con el diablo.


Dicen los entendidos, no se entendidos de que, pero habrá que creer, de esas cosa femeniles, que el sexo femenino llorasiempre y a toda edad. Yo no lo se, pero te cuento lo que me contaron, considerando que es un cuento…


Dicen que lloran porque:Cuando se es pequeñita, porque pide algo.De niña, hasta los quince, porque quiere algo.De adolescente, porque no entiende algo.De señorita, porque el novio no hace lo que ella quiere, y porque no le gustó algo.Más mayor, porque si llega a los treinta sin casarse, teme no hacerlo.Ya madura, a los cuarenta, empiezan las preguntas existenciales (¿Para esto me casé?) Pisando los cincuenta, porque se divorció.Cuando se arrima a los sesenta, por el tiempo que perdió.Y cuando llega a los setenta, porque pidió, quiso, no entendió, no le gustó, o no se casó, ¿porque para esto se casó?, porque se divorció y por el tiempo que perdió.


Dicen los que te conté en el principio, que cuando el Rey Firullio IV, de la Familia Real Sepúlvica, en el siglo X, a.C. contó a su corte, del drama femenil que habían concluido sus Senadores, decretó sin derecho a réplica…


“El destierro de las lágrimas húmedas salobres de las féminas del Reino, y trajo en lugar de ellas, las perlas más hermosas del Mar del Japón, y se las dio en regalo a las mujeres, para redimir las culpas de los varones del Feudo, por hacerlas sufrir de amor y de cualquier otra ruindad provocada”.


Firmó el decreto y se fue a llorar al cuartito.


Palabra de honor que es verídico.

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